28 jun 2009
21 jun 2009
Y aquí estamos, Madre, viendo pasar los años. Ya poca cosa queda de la alocada jovencilla que fuiste un día.
Aunque sé que fuiste joven, siempre te vi vieja, porque mira, me llevabas de ventaja muchos años.
Y qué miedo debe dar morirse si en el último segundo de la vida el alma se refugia en el pasado buscando otra salida.
Mejor cualquier otra cosa, Madre. Mejor cualquier otra cosa que esta angustia permanente. Mejor haberme matado en tu seno, cuando apenas sí pensaba, cuando apenas sí sentía, y no sabía lo que era el miedo.
¡ASESINA! ¡Asesina irresponsable! que dándomela vida me has dado la muerte.
17 jun 2009
12 jun 2009
retrato en negro (parte I)
Los primeros fueron senegaleses: Babacar, Mamadou, Boby, Don, Jean-Pierre, Brown, Tilot...
Hablaban con voz grave; un peu enjouée; un francés académico, rico y fluido. Pronto al Portalet empezó a acudir personal ávido de exotismo y de emociones nuevas. Mujeres sobre todo, en grupo al principio, y después solas. Pero también vinieron hombres, los suyos, vigilantes. Y otros, atraídos por la miel de unas mujeres fáciles, que quizá turbadas en el último momento o bien rechazadas podrían caer, si este esperaba pacientemente, en las garras del blanquito de turno.
Después llegaron los macarras: Atraídos por los rapiñadores, que siempre habían sido presa fácil para ellos, empezaron a introducir entre las descocadas damas locales a sus propias "cocottes".
Como en aquel ambiente de musculosos negros, ávidos de mujeres blancas, su negocio corría cierto peligro, al final sólo quedaron aquellos que podían defender sus fuentes de ingresos con el argumento más sólido del mundo: "es mía". Me refiero, claro está, a los maridos...
Los Yonkies eran los hermanos menores de los auténticos Hippies, que heroica y románticamente se habían dejado caer en brazos de la heroína, para vivir sueños constantes y desdibujar las fronteras entre lo real y lo imaginado.
A diferencia de sus hermanos mayores no tenían grandes ideales por los que luchar, y culpaban a la sociedad de todos sus males, haciendo así bueno con su actitud el argumento que la sociedad empleó para menospreciarlos: "usan la droga para huir". En muy pocos meses los Yonkies se convirtieron en estadísticas de "inseguridad ciudadana", (expresión que unos años después haría furor). Y justificaron un incremento significativo de las dotaciones policiales asignadas a nuestras calles, con el consiguiente aumento proporcional de otro cierto tipo de "inseguridad" policiacal.
la gente, nuestra gente de España, empezó a mirar mal a los negros, y eso no pudo evitarlo ni la nueva política de penalizar y perseguir la venta, consumo y tenencia de drogas (en el 86 nos hacíamos los porros delante de los maderos), ni la masiva arribada de moros marroquíes y argelinos que, comportándose como si hubieran llegado al paraíso, se emborrachaban; tomaban sin preguntar cuanto les apetecía; y molestaban a nuestras mujeres como si de huríes puestas aquí para su solo placer se tratara. Ni siquiera la simpática figura del negro con bolsos de viaje llenos de "bibelots" que se recorría decenas de kilómetros de selva urbana cada día con la cantinela del: "kompra, paisa, compra" consiguió cambiar esa mirada de disgusto que nos causaban, y sólo ellos (los negros ambulantes), saben cuánto hubieron de soportar por parte de estúpidos, miserables y degenerados blancos blanduzcos bromas, burlas e indignidades.
3 jun 2009
Hace unas semanas una vieja amiga me invitó a comer a su casa con su familia. Y había otra invitada, más vieja aún, de unos 73 años. ¡Con una vitalidad!
Tan hermosa que me enamoré.
Y se notaba. La invitada lo notó, estoy seguro, y creí percibir un par de veces en sus ojos como un brillo de diversión ante el halago.
La comida fue gozosa y alegre.
La conversación fue rica e inteligente, densa y fluída. Y las cuestiones más elevadas y teóricas tenían un toque humano y pragmático. Y las cuestiones más terrenas adquirían consistencia intelectual. Y humanidad.
La invitada nos dejó pronto.
Tenía que volver con sus monjas, a dirigir su convento y su orfanato.
Unos días después mi amiga me comentó:
.- Le dije a Sor _____ que nunca te había visto tan callado.
.- ¿Y? le pregunté sorprendido por la imagen de mí que descubría en ella.
.- Sí, me contestó, "pero cada vez que abría la boca era para decir justo lo que había que decir".
Ojalá exista la reencarnación, porque la próxima vida me pido con ella.
2 jun 2009
¿Y qué diablos piensa Dios del mundo?
Se me ocurre que Dios debe hacerse también esas preguntas fundamentales que nos hacemos todos:
¿Quienes somos?
¿De donde venimos?
¿A donde vamos?
¿Es mejor el bien, o el mal?
¿Porqué existe el ser, y no más bien la nada?
¿Es posible el sexo sin amor? ¿Y porqué es tan poco satisfactorio?
Y otras así tan importantes, y que nos definen como seres racionales...
Y la verdad, la verdad la verdad, pero verdad de la buena, es que si Dios se ha preocupado un poquito de metafísicas y ontologías...
no me puedo imaginar que ahora pueda ser otra cosa sino existencialista.