El problema es que los niños se creen lo que cuentan los adultos y que, una vez se han vuelto adultos, se vengan engañando a sus propios hijos. "La vida tiene un sentido que los adultos conocen" es la mentira universal que todo el mundo debe creer. Cuando, llegados a la edad adulta, comprendemos que es falso, ya es demasiado tarde. El misterio sigue intacto pero toda la energía disponible ha sido malgastada en actividades estúpidas. Ya no nos queda más que anestesiarnos de cualquier forma para no ser conscientes de que no le encontramos ningún sentido a nuestra vida, mientras engañamos a nuestros propios hijos para intentar convencernos mejor. [...
...] La gente se cree que intenta alcanzar las estrellas, pero acaban como carpas de colores en una pecera. Me pregunto si no sería más sencillo enseñar a los niños desde el principio que la vida es absurda. Esto supondría que durante la infancia nos perderíamos algunos buenos momentos, pero los adultos ganarían mucho tiempo, sin contar que por lo menos nos ahorraríamos un buen trauma, el de la pecera.(del diario de una niña mentalmente sana que ha decidido suicidarse según Muriel Barbery -traducción propia-)