Dios mío, Dios mío, esto no se apaga Estoy aquí, todo mi bosque ardiendo Pensaba que este fuego era ya el ocaso Creía que mi corazón daba su último paso. Esperaba siempre la hora de ser ceniza Leía envejecer donde se quiebra el mimbre Vigilaba el momento que le sigue a la lumbre Escuchaba al sentar asentar la ceniza Yo era del cuchillo, del tiempo degollado Ponía mis dedos donde vivir me sangraba Midiendo así el final del reinado Lo poco que me queda y que no tengo nada Pero ya que es preciso que el dolor se acabe A veces con ello me he sentido contento Apostando a la sombra y por el momento En que la puerta abriendo, el sueño se rasgue Y aunque es mi deseo no seguir aquí Y busco en mi cuerpo la señal, la alerta La ausencia y la noche, el abismo y la muerte De aquí los rechazo, no entran en mí Aquí se levanta un prodigioso viento Que tu cercanía me hace primavera No he tenido tanto en mi vida entera Ni aún entre tus brazos, vértigo al momento. El sufrir de amar perpetua llama En mi el incendio extiende su fuego De nada han servido tiempo ni pasado Mi alma, mi alma, dónde me estás llevando? Dónde me estás llevando? |
Mon Dieu, mon Dieu, cela ne s’éteint pas Toute ma forêt, je suis là qui brûle J’avais pris ce feu pour le crépuscule Je croyais mon cœur à son dernier pas. J’attendais toujours le jour d’être cendre Je lisais vieillir où brise l’osier Je guettais l’instant d’après le brasier J’écoutais le chant des cendres, descendre. J’étais du couteau, de l’âge égorgé Je portais mes doigts où vivre me saigne Mesurant ainsi la fin de mon règne Le peu qu’il me reste et le rien que j’ai. Mais puisqu’il faut bien que douleur s’achève Parfois j’y prenais mon contentement Pariant sur l’ombre et sur le moment Où la porte ouvrant, déchire le rêve. Mais j’ai beau vouloir en avoir fini Chercher dans ce corps l’alarme et l’alerte L’absence et la nuit, l’abîme et la perte J’en porte dans moi le profond déni. Il s’y lève un vent qui tient du prodige L’approche de toi qui me fait printemps Je n’ai jamais eu de ma vie autant Même entre tes bras, aujourd’hui vertige. Le souffrir d’aimer flamme perpétue En moi l’incendie étend ses ravages A rien n’a servi, ni le temps, ni l’âge Mon âme, mon âme, où m’entraîne-tu ? Où m’entraîne-tu ? |
(Según un poema de Louis Aragon "Le Feu"
musicado por Hélène Martin
canta Marc Ogeret
traducción de huellaperro)
musicado por Hélène Martin
canta Marc Ogeret
traducción de huellaperro)
6 comentarios:
La traducción es algo cutrilla, menos mal que Aragon...
¡Hala, buenos días a todos!
De cutrilla nada, no puedo valorar la traducción, porque controlo muy muy poco de francés, pero leer el poema en castellano me ha encantado. Está plagado de metáforas vibrantes y hermosas. Me gustan muchas, casi en cada estrofa, pero hoy me quedaría con "todo mi bosque ardiendo". ¡Tiene una fuerza!
Me gusta la idea de que la vida nunca deja de depararnos lo más sorprendente. Hasta ese resurgir del fuego cuando ya se lo creía extinguido y sólo se esperaba disfrutar de la mansedumbre de las cenizas. No hay fuego que no inquiete. Pero qué vivificante es arder, aunque a veces duela.
¡Buenas tardes, Lo Gos!
Es cierto que la letra es preciosa,
aunque tampoco yo puedo valorar si es o no una buena traducción porque de francés, na, de na. Trágica, así muy en tu línea pero, hermosa.
Seguramente, no hay cantantes más trágicos, que los franceses, es curioso.
Por cierto,
¿Podrías por favor, decirme si tú eres Jorge, el de "El gen suicida"? acabo de verlo en mi blog...
Besos.
María: Ya le gustaría tener mi culo al señor Perro, jajaja
¡¡Vale!! jajaja
y a ti... y a ti... y a ti te gustaría...
¡la madre que te parió, cabrón!
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