29 mar 2009

Menos niños y más linces

Yo también me sumo a la campaña de la Iglesia en defensa de los derechos de la fauna salvaje. Particularmente de los linces y muy especialemente del Lince Ibérico, especie endémica de la que quizá queden menos de 200 ejemplares...

La valiente campaña que ha hecho la Conferencia Episcopal Española en defensa del Linx Pardinus, uno de los cuatro únicos representantes de género Linx que existen en el mundo, y de cuya supervivencia los españoles hemos de sentirnos profundamente responsables supone no sólo una implicación decidida de nuestros pastores en defensa de la diversidad biológica sino que, tomando ellos el liderazgo ecologista en pro de la salvación de nuestros escasos e indefensos hermanos animales se abre para los linces un camino de esperanza hacia la supervivencia como especie que hasta ahora tenían prácticamente vedado.

También supone esta campaña una revisión callada de las posturas de desprecio de los derechos de los animales que ha tomado tradicionalmente la Iglesia Católica, haciéndose complices y minimizando la maldad de acciones como la caza recreativa, el toreo y el uso de los animales para los más diversos fines sin reconocerles ni dignidad ni derechos intrínsecos.

Pero sobre todo, y desde el propio punto de vista de la Iglesia, supone ¡por fin! un reconocimiento de la responsabilidad que para nosotros deriva de las palabras del Génesis, cuando en el Capítulo uno, versículos 26 y 28, después de crear Dios los animales y ver que es bueno, decide crear al hombre a su imagen y semejanza, y hacerlo señor de ellos. Porque ¿qué puede significar esto sino que Dios, habiéndonos creado semejantes a él, confía en nosotros, y en que también hallaremos buena su creación, y seremos señores de ella? ¡Señores! no verdugos, ni tiranos, ni exterminadores.

Por eso me adhiero de todo corazón a la campaña de la Conferencia Episcopal Española, y por fin me siento orgulloso de mis obispos y me felicito de que hallan tomado bajo su protección al Lince Ibérico, la especie de felino más amenazada de extinción del mundo, igualándolo en el cartel con un bebé humano, significando así que todos somos hijos de Dios, y añadiéndole el sello rojo "LINCE PROTEGIDO" significando así que nosotros, como señores de ellos por mandato divino, tenemos la responsabiliidad de protegerlos.



Sí, yo también pienso, como los obispos, que hay demasiados niños y muy pocos linces en el mundo.

Amigos hasta en el Infierno

Uno de mis amigos es obispo.
No os diré quien.

Se dice el pecado pero no el pecador.