20 abr 2010

Sexo e iglesia

He tenido desde siempre la sensación de que el sexo es la asignatura pendiente de la iglesia. Me refiero a nuestra "Santa Madre Iglesia" aunque no dudo que otras iglesias cristianas y otras religiones -el Islam por ejemplo- tampoco llegan al mínimo exigible. El caso es que aunque en la Biblia las referencias al sexo son escasas, son en cambio constantes en la institución. Siempre para limitar, compungir o castigar. El fallo viene ya de antiguo, del principio de la religión, del Génesis. Fijaos bien que el pecado cometido por Adán y Eva es un acto de desobediencia a Dios, ¿no? Pues ya viene mezclado con sexo. "se les abrieron los ojos y vieron que estaban desnudos y sintieron vergüenza y se escondieron..." Claro que la interpretación de este oscuro pasaje puede ser muy distinta, y referirse por ejemplo a que frente a Dios estaban desnudos; Él cubierto de tantas cualidades y ellos, que habían esperado verse semejantes a Él, desnudos. Y la vergüenza no sería de tener al aire sus vergüenzas, sino de haber sido tan cándidos de creer que el remedio milagroso de la bruja los igualaría a Dios. Pero mira, a partir de aquí ya la hemos cagado, y yo que me eduqué muchos años en el cristianismo recuerdo que estaban muy confundidas, muy mezcladas las nociones de pecado, de sexo, de desnudez y de vergüenza. Podemos descubrir también aquí el origen de una actitud de menosprecio e incluso inquina contra la mujer, que ha llevado a los hombres (a la humanidad quiero decir) a considerarla por naturaleza malvada, perversa, retorcida, manipuladora, intrigante y de poco seso. Lamentablemente la humanidad no ha parado mientes en que en el mismo pasaje el hombre sale igualmente muy malparado y no creo que ninguno de los grandes doctores que tiene la iglesia haya señalado la cobardía y mezquindad del carácter de Adan el acusica: "la mujer que me diste por esposa me dió a probar y yo comí"... ¡Joder! se me revuelven la tripas, qué personaje más miserable. Es que me estoy imaginando incluso el tonillo de pena con que debió decirlo. Vamos, es que yo soy Dios y le suelto un guantazo que todavía estaría dando vueltas. No sé como Eva no le puso los cuernos. Claro, igual no había nadie más. ¡Pobre Eva, obligada a vivir con semejante garrapata! Luego ya en la Biblia que es nuestro libro sagrado viene toda la historia de la humanidad y no sale una mujer importante hasta María la virgen. ¿Y por qué es virgen? Por que fue concebida sin pecado. O sea que hay dos mujeres importantes en la Biblia: una virgen, que es la que redime a la humanidad y pare a Dios y otra no tan virgen (por su coño hemos pasado todos) que es la que pare a toda la humanidad y encima la condena. Pues en esas andamos, que para nuestra religión la virginidad es el bien y la fornicación es el mal, y en esos polos opuestos se sitúan por un lado todas la mujeres, imagen e hijas de esa jodida Eva que hizo que nos expulsaran del paraíso y por otro la Virgen María ella sola, paradigma del bien, de la belleza y de la virginidad, con quien en la España profunda aún hay hombres que sueñan en una especie de anhelo edípico imposible y a cuya sola mención se echan mano al paquete. Así las cosas no es de extrañar que a los católicos nos adoctrinaran ya desde bien pequeños en la continencia, la pureza y en evitar los pecados de la carne. Todo lenguaje en el que se puede decir algo determina a su vez el ámbito en el que esto tiene sentido y el argot de la iglesia católica no iba a ser menos. Así "continencia" quería decir abstenerse de tener relaciones sexuales, pureza se empleaba exclusivamente en el sentido de no mancillado, y la mancilla o "manchilla" era.... Efectivamente, lo habéis adivinado, por ejemplo en un libro de asesoramiento sexual para jóvenes de los que se entregaban a los niños para que los leyeran sólos el capítulo sobre la masturbación empezaba con esta maravillosa frase digna de ganar un moderno concurso publicidad y de la que quizá aún no me he deshecho del todo: "Eso no se hace: manchar el propio nido" ¿Eh? ¿Qué os parece? Cojonuda ¿verdad? Y bueno, los pecados de la carne no eran comer con gula; ni comer carne los viernes o en cuaresma; ni comerla sin pensar en que un tercio de la población mundial pasa hambre. Los pecados de la carne eran en verdad pecados de la piel y el tacto, pero la iglesia ha preferido siempre usar un tono grandilocuente y tremendista o pacatos eufemismos a llamar las cosas por su propio nombre.
Continuará...

15 abr 2010

Violencia de género

Tengo un amigo africano que gusta hablar -demasiado en mi opinión- de coñitos estrechos...