4 abr 2009

El 15 de febrero de este año era domingo, había llovido. Salí cámara en ristre dispuesto a hacer algunas buenas fotos (esto de las cámaras digitales nos hace parecer a todos turistas japoneses). Un montoncito de hierba que había sobrevivido junto a los rieles del tranvía me parecía merecedor de pasar a la posteridad ¿quién sabe si en un futuro lejano cuando todos hayamos muerto y los extraterrestres o los arqueólogos acaricien nuestros restos no será esta la única foto que quedará de nuestra época? agachado, con el culo en pompa, encuadrando bien, reteniendo la respiración... ¡Mierda!
Alguien me estaba empujando el codo. Me giro: es un perro.
(Los perros tienen una pronunciación muy defectuosa, y entienden poco nuestras palabras, es decir, lo que creemos que decimos. En cambio tienen un excelente lenguaje corporal con el que pueden expresar conceptos sutilísimos, y sobre todo entienden muy bien lo que decimos, es decir, lo que a despecho de nuestras palabras expresa nuestro lenguaje corporal)
.- Déjame en paz, tío, ¿no ves que me estás molestando?
El perro se puso delante para que lo viera. Era un Rotweiler. En ese momento debí hacer esta foto, la primera que le hice, la que sin duda irá a parar a los museos extraterrestres de dentro de mil años..
.- ¿¿?? Perdona tío, es que así agachado y con ese olor me parecía que eras un hombre-perro...
.- Me has tocado el codo justo cuando iba a pulsar el disparador, estaba muy concentrado... bah, no pasa nada, ¿qué quieres?
.- Mira, que he visto que has dejado una bolsa en el alfeizar de esa ventana y sé que tiene comida, ¿no me darías un poco?
Ya estábamos junto a la ventana, donde estaban mi paraguas y mi bolsa, así que no podía engañarle.
.- Son tres panecillos de chocolate, que los llevaba a casa de unos amigos para desayunar, pero te puedo dar el mío.
.- Gracias.
Y se lo comió.
.- ¿Dónde está tu amo?
.- --- --- --- ¿Qué?
.- Tu jefe, tu humano, el que se ocupa de tí. ¿Dónde está tu responsable?
.- Estoy sólo.
.- Eres un perrazo muy grande para andar solo por la ciudad, ¿no sabes volver a casa?
.- Eso es, no sé volver a casa.
Discutimos algo más sobre el tema pero no logré sacarlo de ahí.
.- Bueno, si me sigues igual te puedo ayudar -le dije.
Y me dirigía a un veterinario cercano de guardia 24 horas.
El perro, qué suerte la mía, no tenía chip. Ni lo conocían allí.
Anduvimos mucho tiempo recorriendo el barrio de arriba abajo. Vimos varios dueños de perros y otro veterinario de guardia. Nadie lo conocía y él no hizo ademán de reconocer nada.
Al final, cuando estuve seguro de que el animal no escondía aviesas intenciones ni era un loco peligroso disfrazado de perrito bueno llamé a mi amiga. En su casa llevaban 3 horas esperándome para desayunar...
.- Voy con el Rotweiler.
.- Aquí no me lo traigas que me da miedo.
.- ¡Pero si voy siempre con el Rubio y la Cindy!
.- Es distinto, ellos son buenos.
.- Y este también es bueno.
.- No me fío.
.- Bueno, baja abajo y lo ves, y tú decides.
.- Así se hizo, y claro, le gustó.
Pero qué sorpresa, cuando intentamos entrar en el patio el perro se negaba.
.- ¡No, no, que me da miedo!
Este no sabe nada de puertas estrechas -pensé- sólo de portales anchos.
Al final conseguimos hacerle pasar sentándonos en las escaleras del patio con la puerta abierta y hablándole muy cariñosamente.
El ascensor...
.- ¡¡No, no, a esa caja estrecha no!! ¡¡ahí si que no me meteréis!!
Y desde luego parecía imposible, pero en el patio no se podía escapar como no fuera hacia las escaleras, y estas también le daban miedo. Al final lo cogí en volandas y de este modo poco digno entró en el ascensor.
Seis pisos; lo que tarda en subir un ascensor normal seis pisos; y un axfisiante olor a miedo lo impregnó todo: El ascensor, nosotros, nuestras ropas...
Este no sabe nada de escaleras ni de ascensores -me dije- siempre ha vivido en un bajo o en un chalet.
Pero... ¿qué hacía entonces en pleno centro de la ciudad?
Seis horas después llegaba a casa con el perro, collar, correa y pienso que había mendigado en los veterinarios, con la esperanza de que estuviera lo bastante cansado para no crearme dificultades con Rubio ni con los sesenta gatos del solar.
No me las creó. Comió y se echó a dormir en la alfombrita que le puse, y poco después pude salir a dar al Rubio y a la Cindy un merecido paseo nocturno.

Ved aquí una foto de los tres hecha una semana después.

5 comentarios:

P dijo...

y como se llama? te lo dijo?
Una vez encontré una pareja de pastores (aleman), bellos, bien alimentados, con el pelo limpio, con correa.. los 2 juntitos en una esquina, perdidos pero quietitos.. esperando a algun amo que seguro no regresaba y que los dejo ahi diciéndoles que ya volvia. El novio de la época partio a comprar comida de perrito y yo me quedé cuidandolos, acariciandolos bien cerquita, porque era invierno y era el sur del mundo, hacia frio. Los perritos bien tranquilos. Llamamos al de la protectora de animales que se tardo como 2 horas en venir (estaba en el estadio, viendo el futbol) y cuando los vio les hizo unos cariños, abrio la maletera de su auto para darles de comer y beber (cargaba a perpetuidad alimento pa perros y gatos) y nos aseguro que en poco tiempo alguien los adoptaria.
Me pregunto si los habran separado (y me da pena). Rex, me dijo él que se llamaba y de su reina no recuerdo el nombre, pero era bella y era buena, como en el poema de Neruda.
Es otro lenguaje, si. Y es tan claro, ese si que no da espacio a dudas, no como el humano, que crees que te dice "ven, soy amigo" y luego te muerden cuando pestañeas..

Pareidolia dijo...

Si fuera un perro abandonado me hubiera gustado que me encontraras. Bises

Antígona dijo...

Así que has aumentado la familia... Hacen un bonito trío tricolor, hay que reconocerlo. ¡Pero debes de vivir en una mansión para poder permitirte el lujo de tener tres perros! :P

¿Y qué fue de tu Diógenes?

Creo que este Rottweiler ha sido muy afortunado, Huelladeperro.

Besos

huelladeperro dijo...

Guau!! querida P :
qué alegría verte por aquí!
No, no me lo dijo, creo que le daba igual qué nombre le diera... De momento hemos pactado que lo llamo cachorrón, o grandote, o grandot, en valenciano. Y que se puede fiar de mí y en cuanto pongo la voz grave y le digo: Oh, grandot, vine açi! el deja lo que esté haciendo, por interesante que sea y acude junto a mí porque seguro que tengo muy buenas razones para llamarlo...

Pareidolia :
Gracias. Intentamos, yo y mi familia, vivir con alguna dignidad...

Diógenes es el Rubio, que ya se le ha pasado la étapa filosófico-crítica y se encuentra ahora a caballo entre el epicureísmo y el estoicismo...

Benedetina :
¡Vaya! somos lo menos dos con la misma costumbre fotográfica... ya te escribo, ya, a ver que se nos ocurre...

Alba. dijo...

Precioso