11 feb 2011

El peso de la vida

.- ¿Cómo has podido pensar que somos amigos? -me dijo.
Y eso también me dolió.
Pero pensé: Tiene razón. ¿Cómo podría ser amigo de alguien que se niega a ser amigo de sí mismo?

2 comentarios:

huelladeperro dijo...

Las plantas son ¡ay! las que unos días antes fotografié aquí

Esta mañana las he descubierto así.

Antígona dijo...

Yo no creo que sean cuestiones incompatibles, Huelladeperro. A menudo somos nuestros peores enemigos sin que ello nos impida mantener con el resto relaciones perfectamente amigables. A menudo quienes aislan y proyectan hacia adentro sus más básicas tendencias autodestructivas son quienes con más limpieza son capaces de relacionarse con el prójimo.

Leyendo tu post me he acordado de esos versos de Machado que siempre tengo tan presentes:

"No extrañéis, dulces amigos,
que esté mi frente arrugada:
yo vivo en paz con los hombres y en guerra con mis entrañas".

Un beso!