21 nov 2010

Complejidad

Nuestro cerebro es complejo, no lineal. Para cada suceso, para cada estímulo, prepara simultáneamente varias respuestas. Los estímulos que recibimos son también complejos, nuestra mente los visualiza simultáneamente en distintas líneas de significación. Nuestro comportamiento, cada gesto o frase pronunciada, es una elección que hacemos entre distintos comportamientos que podrían ser aproximadamente coherentes con algunos de los significados que dimos a los estímulos.

Aunque siempre sucede así, normalmente no nos damos cuenta. Aplicamos sin dudar la respuesta que nos parece más adecuada a cada situación y la secuencia de estímulos/respuesta-provocada es tan clara para nosotros que raramente somos conscientes de los otros posibles significados que podrían tener los estímulos y mucho menos de las otras posibles respuestas que podrían ser coherentes con ellos.

Sin embargo actuamos siempre de manera compleja: pensamos simultáneamente varias cosas a propósito de las cosas que nos suceden, y aunque el hilo argumental lo solemos tener siempre presente; por debajo de la línea de flotación, en el subconsciente, las otras respuestas y pensamientos siguen existiendo, y van transmitiéndose de persona a persona al filo de las distintas posibles líneas de significación.

Así nuestra comunicación con el mundo consta de enredadas madejas cuyos hilos son secuencias argumentales que ligadas a los estímulos iniciales van desenvolviéndose a lo largo de las secuencias causa/efecto/respuesta-recibida/nuevo-efecto etc. Entre ellas destaca el hilo principal, la secuencia visible, que tiene un efecto de arrastre o atracción sobre los posibles argumentos de la vivencia. Así, si nuestra decisión principal (por ejemplo educando a un perro) ha sido "este perro es peligroso" las otras secuencias argumentales lógicas que podrían significar que el perro no es peligroso (por ejemplo leyendo las reacciones caninas según criterios más tolerantes) se ven ordenadas a partir de la secuencia principal de nuestro comportamiento como "el perro es menos peligroso" "el perro podría resultar peligroso en según que casos" "no hay peligro pero no conviene quitarle el ojo a este perro" en una serie de hilos secundarios cuya importancia se difuminará cada vez más a medida que se aparten de la secuencia principal de significado que dirija nuestro comportamiento.

Evidentemente no todos los humanos usamos de este mecanismo de igual manera, ni en todas las circunstancias debe ser usado igual. Hay casos en los que debemos tener en consideración consciente dos o tres e incluso más líneas argumentales distintas, como por ejemplo cuando entramos en un ámbito social que nos es desconocido. Hay personas que mantienen siempre dos líneas distintas en todo momento, y tienen así la seguridad de que si una explicación de lo que están viviendo falla la otra puede ser todavía buena. Otras personas mantienen una línea argumental consciente muy simple y evidente, pero paralelamente y en el subconsciente mantienen otra línea argumental muy sólida y ricamente inervada, y a veces se destapan bruscamente aplicando la línea que tenían oculta y descubren así de forma sorprendente verdades importantes.

5 comentarios:

Col.George Taylor dijo...

Saludos mi incombustible viejo amigo!
Ya ves...estoy tan vacio que tan solo puedo ya hablar de mis camisetas...y muy de vez en cuando,jajaja.
Me alegra que sigas dando guerra por aqui!

María dijo...

No sólo es que nuestro cerebro sea extremadamente complejo, que lo es. Y que por ese motivo, nuestras respuestas a un mismo estímulo, sean múltiples, unas las llegamos a verbalizar y la mayoría se nos quedan agazapadas. Es que además, a la hora de formular la respuesta estamos influenciados por agentes externos que condicionan la respuesta según la forma es que nos influyen.

Lo pero de todo, son las respuestas preconcebidas a partir de prejuicios que nos impiden, valorar de verdad y con objetividad, la verdad de la vivencia a la que respondemos.

Es como si tuviéramos respuestas enlatadas que abrimos, sin de verdad cerciorarnos si corresponde o no a la vivencia a la que contestamos.

En el ejemplo que pones, das por hecho que "ese perro es peligroso" y a partir de ahí, aparecen tus líneas de respuesta, pero... ¿Y si no lo era en realidad?

Todas las respuestas parten de una premisa equivocada, por tanto, son respuestas equivocadas.

Besos Huella.

huelladeperro dijo...

Exacto. ¿Y si no lo era en realidad? Recuerdo que hace poco un tribunal popular juzgó a una mujer acusada de asesinato. El caso era sonado y los periodistas de la tele estaban ahí. Cuando la vi salir del juicio, me impresionó lo que vi en su cara: el espanto de verse objeto de la máxima injusticia posible. Le dije a quién estaba conmigo: "Se han equivocado. Esta mujer es totalmente inocente". Un nuevo juicio y después el descubrimiento del verdadero culpable puso las cosas en su sitio.
Sin embargo los miembros del jurado (extraído aleatóriamente de la masa humana que conforma nuestra sociedad) y que tuvieron a la acusada durante muchas horas frente a sí, no fueron capaz de mirar con discernimiento a quien tenían delante. Supongo que turbados por ciertas implicaciones afectivas y emocionales del caso así como por su propia responsabilidad, fueron sólo capaces de mirar la "latita" que iban a abrir. Esto es para mí, María, síntoma de una enfermedad muy grave y no sé que podría hacer para ayudar a sanar nuestra sociedad enferma. ¿Se te ocurre alguna idea?

María dijo...

No HUELLA, no ¡¡ya me gustaría!!

Bueno, a ver, sanar una sociedad enferma, es algo demasiado complejo y grandilocuente como para que nadie tan limitado como nosotros, yo al menos, si quiera nos lo podamos planear.

Desde luego, yo intento mirar siempre que las prisas me lo permiten, con los ojos entornados ¿sabes? a veces mirando así ves más, que cuando abres los ojos del todo, porque la visión periférica despista y distrae demasiado.

Nos fiamos demasiado de las apariencias, de lo superficial y nos dejamos influir demasiado por lo obvio, olvidando los detalles. Yo creo que la verdad, si es que existe, sólo se encuentra en los detalles, justo, lo que siempre nos pasa desapercibido y casi nunca valoramos.

Ir a la esencia de las cosas, como tú dijiste en mi casa.

Gracias por tu visita, buenas noches y otro para ti.

Antígona dijo...

Nunca he dudado, Huelladeperro, de que nuestro cerebro es complejo. Y lo que cuentas en el post ilumina uno de los aspectos de esa complejidad.

Lo problemático de todo esto radica en buena medida lo que señalas en el ejemplo. Pero de él se derivan también más consecuencias. Y es que son muchas las veces en que elegimos una respuesta entre las varias que a nuestro cerebro se le presentan y después, en situaciones similares, por coherencia con nosotros mismos o por pura inercia, tendemos a repetir esa respuesta. Lo que quiero decir es que cada respuesta emitida determina las subsiguientes y tiende a fortalecerse en la repetición de respuestas que o bien la reafirman, o bien se fundan en o conectan con ella.

Eso que llamas el hilo principal suele consolidarse sin dar cabida a la aceptación de respuestas alternativas a no ser que algo en la realidad nos fuerce a revisarlo. E incluso a veces lo hace en contra de la realidad.

Algo así debe de explicar la cerrazón de muchas personas a revisar sus juicios por más que se topen con un montón de contraejemplos que los desmientan. También nuestra inclinación, como apuntaba María, a dejarnos llevar por ideas preconcebidas.

¿Será que en el fondo no estamos a la altura de la complejidad de nuestro cerebro? ¿O que se nos educa para decantarnos por una única respuesta por cuestión de economía y eficacia conductual? ¿Has oído hablar de algo que los neurocientíficos llaman la “poda neuronal”? No estoy muy puesta en el tema, pero me parece que tiene que ver con el hecho de que el cerebro de los niños muy pequeños cuenta con conexiones neuronales capaces de adaptarse a cualquier cosa, e instaurar patrones de pensamiento, de lenguaje, emocionales, de lo más variopintas. Sin embargo, esas conexiones van eliminándose para que se consoliden aquellas que les lleven al aprendizaje del lenguaje, los hábitos y la cultura que se les inculca. En fin, hablo de oídas e igual estoy diciendo una barbaridad, pero igual te interesa el tema.

Un beso!