8 ago 2009

Ama y haz lo que quieras

Deben de ser muy numerosos, muchísimo más de lo que nos pensamos. Pero no hay forma de saberlo. De entre ellos sólo salen a la luz pública los criminales, y sus crímenes son tan atroces que contaminan ¡ay! a todos ellos. Mienten en las encuestas, no quieren que nadie sepa que lo son, y así las estadísticas quedan falseadas; y más ahora, que desde EEUU, ese patoso entre las naciones, se lleva orquestando desde hace años una durísima e intransigente campaña en su contra. La campaña ha tenido tanto éxito, a base de películas de juicos y terror psicológico, que desde ya hace unos cuantos años el término con el que se los designa es para mucha gente sinónimo de criminal. Y sin embargo son muy numerosos; las experiencias tempranas son las que marcan en la vida, las que más se recuerdan, y la mayoría de nosotros tuvimos nuestras primeras experiencias sexuales con otros niños...
Pederastia: de Paidós = niño y Eros = deseo, atracción
Paidofilia: de Paidós = niño y Filia = atracción, amor
Andan psicólogos, psiquiatras y otros "expertos" preguntándose qué es lo que anda mal en la mente de estos individuos; cuando son ellos precisamente, los pocos sanos que tenemos; los que no han activado el tonto tabú cultural que a una cierta edad nos hace rechazar el amor por los niños y substituirlo por el amor por los adultos quienes son el síntoma de una enfermedad grave y terrible que padecemos todos como individuos y como sociedad:
Que a medida que crecemos nos volvemos más feos, más desagradables y menos atractivos.

8 comentarios:

Desilusionista dijo...

Todo tiene sus límites. Pero en el momento en que somos capaces de elegir, nadie debería poder abrir la boca por nosotros.

Un texto muy...turbador ;)

Un abrazo!

Antígona dijo...

Menuda provocación, Huelladeperro! ;)

Decía García Calvo que en aquello más prohibido deben de encontrarse los placeres más gozosos. De ahí que haya rescatado romances, o escrito cuentos y obras de teatro, en los que se narra la relación amorosa entre dos hermanos, entre un padre y una hija, tratando así de cargarse el supuestamente universal tabú del incesto.

Sin embargo, en realidad no puedo estar de acuerdo con lo que planteas. Entre los griegos las cosas sucedían de otra manera, la relación sexual entre el efebo y el adulto sólo era un aspecto más de una relación de tutoría, de enseñanza, de padrinazgo, en la que ambos miembros salían enriquecidos. Y es importante también el hecho de que el medio cultural griego aprobara este tipo de prácticas y que el efebo no era ya un niño, sino un adolescente con cierto grado de madurez sexual.

La cuestión de los actuales pederastas yo no puedo dejar de verla como algo distinto. Piensa, por ejemplo, en aquellos a los que les atraen los bebés o niños muy pequeños. ¿No te parece que aquí el mero hecho de que alguien quiera mantener una relación sexual con otro ser, en este caso el bebé o niño muy pequeño, que en absoluto puede participar de aquello que le está sucediendo, denota ya algo, si no patológico, desde luego tampoco sano? ¿Que, además, la propia ocultación en la que deben tener lugar estas "relaciones" pervierte la posibilidad de que puedan vivirse como algo natural y generan traumas y sentimientos de vergüenza en las "víctimas" por haber sido éstas conscientes de que se les había sometido a una práctica prohibida? ¿Que sencillamente no hay manera de transgredir lo que son las normas sociales en este terreno sin causar un daño en quien incitas a que las transgreda? ¿Puede un niño o una niña de siete u ocho años asumir una sexualidad que aún no siente? ¿Qué tipo de complejos debe de tener un adulto para no buscar en sus relaciones sexuales a un igual, sino a alguien fácilmente dominable e influible?

Demasiadas preguntas, sí. Pero todas ellas me inclinan a ver en la pederastia si no una enfermedad, sí un modo perverso de comportarse con respecto al Otro que no atiende ni a sus necesidades, ni a sus deseos, ni mucho menos a lo que sería bueno para él dentro del medio social en el que vive.

En fin, me voy aún dándole vueltas a la cabeza.

Besos besos, señor can!

huelladeperro dijo...

Me temo que no has entendido bien el sentido de este post, querida Antígona.
1)Mi intención es, sí, provocadora, como dices en tu primera frase, pero no más de lo extrictamente necesario. Y te remito al punto 3

2)Ya hacía tiempo que recordaba dónde me habías mentado a García Calvo. No fue en tu blog, sino en uno de mis posts, precisamente aquel en que yo me reconocía capaz de enamorarme de aquellas mismas chicas que a los doce años me enamoraban...
decías que después de haber leído a García Calvo, mis palabras no te escandalizaban...
Mi intención sin embargo no es encontrar goces más intensos, ni cargarme ningn tabú universal, sino señalar simplemente dónde la sociedad hace violencia a la propia naturaleza humana...

3)Dices que no estás de acuerdo en lo que planteo, y no sé que es lo que has pensado que quiero plantear, pero te lo diré ahora negro sobre blanco:
a) Lo primero; lo más importante que quiero plantear; lo que va más lejos; es que si bien desde nuestro nacimiento vamos hermoseando a medida que crecemos, nuestra belleza entendida como el conjunto de cualidades ideales (excelencia, kalokagathía) alcanza un máximo que se sitúa muy pronto, en la mayoría de los casos mucho antes de la adolescencia, y que a partir de ahí vamos afeándonos sin remedio hasta la muerte, pero mucho más de lo que la humana naturaleza permitiría esperar. La genial novela de Oscar Wilde, "El retrato de Dorian Gray" expresa muy bien esta idea, salvando que lo que nos afea no son sólo los vicios y degeneraciones en que caemos, sino también y sobre todo las humillaciones y el daño psicológico que se nos causa. Quién? Los otros, claro. La Sociedad.
b) Lo segundo que pretendo plantear es que bajo el mismo término (pederasta, paidófilo) se engloban dos (a grandes rasgos) colectivos distintos, a saber: El de los asesinos, violadores, abusadores, malvados, concupiscentes sin medida e irrespetuosos de la sexualidad del prójimo y (me da hasta vergüenza ponerlos juntos) el de aquellos que están tan sanos que se enamoran de aquellos que están en la plenitud de su exhuberancia.
Te hago notar que no he hablado de relaciones sexuales sino sólo de atracción, amor o deseo, y es que pienso que la mayoría de estos pederastas ocultos son lo bastante humanos (muy humanos diría yo) como para cometer la más mínima deshonestidad para con los objetos de su amor. Hay, ha de haber desde luego sutiles diferencias, encajes, connotaciones, en la manera en que estas personas viven su sexualidad. Pero estoy seguro de que en su inmensa mayoría son extremadamente respetuosos.
c) Lo tercero que pretendía con este texto era ofrecer una explicación clara, sencilla y natural de porqué estos impulsos que los afectados viven seguramente como un drama. Comprender el problema es ya en alguna medida parte de la solución, y en cualquier caso permite vivir algo más resignado. Idealmente: soy pederasta y me gustan los niños? Normal, son lo más hermoso que tenemos, después nos volvemos feos. Deberíamos ser cada vez más hermosos que los niños, puesto que seguimos madurando, por lo menos hasta la adultez. Ahora que comprendo el problema intentaré hermosearme a mí mismo todo lo que la naturaleza da de sí, e intentaré ser lo bastante abierto para poder enamorarme de quién lo haya conseguido...
4) Cuando hablas de los actuales pederastas (principio del párrafo más largo de tu comentario) caes en la identificación miserable que, decía yo, viene orquestada por las grandes y dañinas organizaciones puritanas y bienpensantes. Tú te refieres, claro está, a abusadores de bebés, violadores de críos, pervertidores de infantes etc. Es una pena que se les llame pederastas, cuando debería llamárseles abusadores, violadores, pervertidores etc.

Besos otra vez, joven Antígona

Antígona dijo...

Pues entonces, mi querido Huelladeperro, sólo puedo darte la razón y reconocer que, en efecto, no había entendido bien el sentido del post, dado que di por sentado que con los términos pederastia y pedofilia te estabas refieriendo justamente a aquello con lo que vulgarmente se identifican, y que son el conjunto de individuos que tú bien has llamado abusadores, violadores o pervertidores.

Pero es que términos como Eros o deseo no han dejado igualmente de pervertirse para interpretarse como relativos a la esfera de lo meramente sexual, e incluso el término atracción no deja de estar cargado de ese mismo sentido. De ahí, probablemente, que no haya comprendido el sentido de tus definiciones más que desde el marco de esa perversión.

En cualquier caso, no me gustan las generalizaciones del tipo "son los niños los que se merecen ser amados y no los adultos". Para mí, "algunos niños" son susceptibles de ser amados al igual que también lo son "algunos adultos". Será tal vez porque me cuesta identificar la belleza con la infancia. La belleza es, a mi parecer, algo bastante más complicado. Y tiene que ver con eso del hermosearse que mencionas en tu punto 3c.

Por cierto, ¿qué ha pasado con el post de la pesadilla de Darwin? ¿Te lo han robado los chinos? :P

Un beso, viejo Can :P

Isaak dijo...

Un post, Huelladeperro, digamos que... "arriesgado", por la interpretación que puede hacerse por la paradoja que el mismo post describe.

Es la belleza, la salud y la juventud lo que, en primera instancia -puede que también en última-, enamora. Nada tiene que ver con la perversión y la violación.

Un ensayo encantador. Saludos.

huelladeperro dijo...

El del medio soy yo...

Jorge dijo...

ENORME!!!

Viva tus cojones por pensar y escribir esto.

Lo de la pedofilia y demás me suena a cuando los gays eran invertidos y, ya ves, ahora están de moda.


Me pregunto porque mi madre no me masturbó nunca, por qué no vi a mis padres follar. Por qué no me enseñaron a follar en vez de tner que aprenderlo de maneras realmente perversas, estridentes y deformadas. Me pregunto cómo se llama que yo un niño de 5 años tuviera deseos carnales con mi profesora de parvulos de 30. Cómo se llama que yo me tocara en la cama pensando en ella y me gustara.

El límite nunca jamás puede ser la edad. Mierda de leyes

Y, sí, me gustabas más de pequeño :)

Anónimo dijo...

hace poco estuve saliendo con una brasileña de familia pobre que apenas había ido a la escuela... Mujer desinhibida sin apenas clichés, natural, tan bella. En fin, el caso es que acababa de tener un sobrino y cuando le tocaba cuidarlo se lo comía a besos y, sí, también le daba besitos en la polla y los huevos y me decía: mira mira, se la pone dura.
Y así era.