19 ene 2011

El abuso de la naturaleza

Hay corrillos delante de los bares desde hace unos días. Los parroquianos prefieren dejar que el cafelito o la cerveza se vayan templando en el interior y salen a hacer tertulia en la acera enfrentando el duro frío con pequeños braseros individuales que sostienen entre sus dedos y de los que aspiran con fruicción. La costumbre ha ido ganando adeptos y muchos de los que decidieron a principios de año no entregarse al placer de los corrillos al frío de la calle se agarran ahora con fuerza a sus braserillos y discuten animadamente con amigos, conocidos y pasantes de política en general y de cómo va el mundo, Facundo. Así he aprendido; en el corrillo del Bar Julián; que esta nueva costumbre está saliendole cara a la humanidad en términos de gasto energético. Efectivamente, la tendencia a la comodidad en que la sociedad nos ha educado, a nuestras expensas, desde muy jóvenes, ha hecho que en muchos lugares se pervirtiera el espíritu de las tertulias callejeras promovidas desde el gobierno y que los ciudadanos, en lugar de gozar del sano placer natural de la conversación al amor del frío aire del invierno, hayan preferido conversar al calor de esas estufas de butano de exterior que dilapidan hacia los cielos calor y gas irreemplazable.

Un poco más allá, en la tertulia de Ultramarinos Antonia, Miguel contaba a sus clientes una historia de su infancia:
Cuando yo era niño mi tío tenía un camión, y con él hacía un negocio de transporte. Transportaba leche entre españa y francia. Cargaba leche en Burgos que llevaba a París y un poco más al sur cargaba leche otra vez que traía hasta Burgos.

Desde la puerta de lo de Miguel se ve el solar, mi viejo solar, y delante de él veíamos a un hombre llevar un palo vertical de un lado a otro y efectuar aparentes mediciones con él.
.-Está midiendo fugas de gas -dijo Vicente.- Hace unos años se medían así, aunque con un palo más corto.

Como la respuesta estaba casi tan cerca como las especulaciones, fui a ver de qué se trataba.

.-Estoy midiendo ángulos y direcciones -me dijo el topógrafo,- soy topógrafo.
.-Y contra qué las mides -le pregunté- Sólo tienes tu palo.
.-Ahora va todo por satélite, -me contestó- mido con una precisión de centímetros.
Cuando yo vivía aquí era feliz -le dije.- La gente era feliz. El solar era un lugar de acogida. Hace seis meses lo arrasaron. También arrasaron mi casa.
.-Ahora la gente estará contenta de tener un mercadona cerca.
.-No sé, -le dije- tanto comprar... estamos esquilmando los recursos naturales.
.-¿Qué quieres decir?
.-¿Recuerdas el Fletán negro? Hace unos años empezó a ser difícil encontrar lenguado. Pronto empezó a ser substituído en los comercios por otro pez parecido. Al principio se le llamó lenguado, pero pronto se supo que se llamaba Fletán, y que se pescaba en aguas del atlántico con grandes barcos factorías a unos mil metros de profundidad.
El boom de la venta del fletán duró unos años, ahora ya no hay tanto.

Obsolescencia programada


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estos último días todo el mundo me ha hablado de este documental. Tanto que casi ni me va a hacer falta verlo. Pero ya que lo ha colgado usted, habrá que echarle un vistazo.

huelladeperro dijo...

Es una información que todos deberíamos tenmer!

Antígona dijo...

Pues a mí nadie me ha hablado de él y aún no lo he visto, pero ya que los ponéis así, habrá que ponerse a ello.

Soy de las que salen a la calle con el braserillo encendido, qué remedio, pero todavía no he podido asistir a ninguna de esas tertulias de las que hablas. No sé si será porque aquí la gente es más fría y seca, o porque hace más frío, o por una falta de costumbre que irá cambiando con el tiempo.

La verdad es que no lo había pensado, pero enfocado tal y como tú lo enfocas, no me parece un cambio nada negativo.

Ahora, ¡que nos pongan algún banquito frente a los bares, que yo charlo más a gusto sentada! :P

Un beso!