23 ene 2010

Traperos y trapaceros

Un joven de 24 años ha fallecido esta noche atrapado en un contenedor de recogida de ropa usada de la Fundación José Martí Intra en el barrio de Benimaclet de Valencia, de donde al parecer estaba sacando la ropa, unos hechos que, según los vecinos, se producen con frecuencia. Al ser preguntada por la denuncia vecinal de que hay niños que se meten a diario en los contenedores para llevarse ropa, la portavoz de Cáritas admitió que tienen "constancia de que hay robos, pero no de cómo lo hacen. A los vecinos les decimos siempre lo mismo, si ven algo así, que avisen a la policía".

La chica lleva un micrófono en la mano, y ha llamado a una casa particular por el telefonillo. Quiere saber si los vecinos han visto alguna vez a la gente que roba ropa del contenedor de al lado... y se explica: es de televisión española... Desde la casa le contestan que no, que no saben nada y que no han visto nada. La muchacha parece desconfiar de lo que le dicen, pues desde las ventanas o los balcones se puede ver perfectamente si alguien se cuela en el contenedor. Cuando la muchacha vuelve hacia el coche que está aparcado en doble fila la llamo:
.- ¡Eh! ¡chica!
Pero no me hace caso. Entonces la llamo varias veces, cada vez más fuerte:
.- ¡Señorita! ¡señorita!
Nada, ni caso, se hace tanto la sueca (podría, es muy alta) que tengo que perseguirla casi hasta el coche. Al final se gira, y me explico.
.- No deberías usar el término robo. Aunque la chica de Cáritas haya dicho que es un robo la comprensión que tenemos la mayoría es distinta: Imagínate que yo soy un ciudadano, y me quiero deshacer de la ropa que me sobra, pero no quiero que se pierda por ahí, sino que se aproveche. Entonces en vez de colgarla del contenedor de basura como hacía antes para que la puedan usar los indigentes, la tiro al contenedor de ropa de Cáritas.
.- Llámalo robo, hurto o como quieras... -dice la chica que parece muy a la defensiva.
¿Qué será lo que no ha entendido de lo que le he dicho? es tan sencillo de comprender...
.- Lo que quiero decir es que esa ropa va dirigida a los indigentes, y que ellos no están robando nada. Es en todo caso Cáritas quien introduce un paso intermedio en la distribución de ropa. Un paso que antes no existía... Oye, ¿tú no serás de Cáritas? -le pregunto sorprendido por su escaso espíritu periodístico.
Pero la chica me asegura que no es de Cáritas.
Le pregunto entonces si ha preguntado en el bar, y señalo al bar LaPlebe, que está justo enfrente del contenedor, y la chica, señalando al bar Burgueses, que está un poco más lejos, me dice que sí, pero que no quieren colaborar.
Entonces le hago notar su conducta poco correcta, huyendo de mí cuando la llamaba, pero me contesta que no me había oído y que de todas maneras tienen prisa y su compañera está esperándola en el coche.
En ese momento sale del coche la compañera, que me mira con una sonrisa amplia, pero la chica "sueca" le dice:
.- Vámonos, aquí no hay nada que hacer.
Y aunque la otra chica, que no parece tenerme miedo (porque la sueca sí), duda un par de segundos, al final se marchan las dos. Una pena. Pienso que ha podido más en ella la autoridad natural que reconocemos a quién es mucho más grande de talla, así como el respeto al trabajo de pareja, que la evidencia de haber encontrado un interlocutor dispuesto a hablar ante las cámaras, y a decir quizá cosas interesantes.
En cambio la sueca parecía tener ya prefigurado el reportaje que pensaba hacer. Y en él no cabía ninguna novedad con respecto a sus viejos conceptos, sólo la reafirmación de lo que ya sabía.

Ya hace tiempo que Fomento de Construcciones y Contratas (una de las empresas más poderosas de España) contrató con la mayoría de los grandes ayuntamientos de España la recogida de papel y cartón, para lo que se instalaron grandes contenedores azules en las aceras de nuestras calles, eliminando así de un tirón y casi por completo toda una industria de supervivencia ecológica de la que vivían muchísimas familias que se vieron obligadas, una vez perdida la dignidad de su humilde trabajo, a engrosar las filas de los que viven de la caridad pública. Parece que el ejemplo cunde y muchas empresillas más se están apuntando al carro...

9 comentarios:

Jarrek dijo...

Quizá la sueca, mas que escaso espíritu periodístico, tuviese falta de curiosidad. O falta de capacidad y ganas de sorprenderse.

El periodismo (también) anda malamente

jurulún dijo...

Luego se estraña de que las violen.
¡pa meterle dos rabazos!

huelladeperro dijo...

Un placer encontrarte de nuevo, ZJarrek ahora te enlazo, que no te me pierdas más...

Quizá la sueca tuviera miedo, puro miedo irracional. Ayer a la noche aprendí que la víspera habían anavajado a un chaval a escasos 120 metros del lugar donde esto acontecía, y momentos después, a unos 300 metros en dirección contraria, los mismos malnacidos (supuestamente una pandillica de sudacas llamados "royal family") mataron a otro de otro navajazo...
Si la chica era periodista seguro que lo sabía. y aunque yo no tengo nada de crío ni de sudaca... bueno, el miedo no se controla.

Jurulún, con el glorioso culo que tenía, eso que tú dices sí le cabía, sí, pero mira, desde su punto de vista igual estaba en el lugar equivocado a la hora equivocada. Y es que ganarse decentemente las lentejas a algunos se les viene muy cuesta arriba, que nadie queremos morir...

huelladeperro dijo...

Joder!! sin la "Z"

Anónimo dijo...

Menudo mafierío tienen que montarse con las nuevas recogidas institucionalizadas. Y encima acusando a los pobres chavales de ladrones...

Antígona dijo...

Supongo que la periodista pensaría que cualquiera que le dijera que lo ocurrido NO era un robo cuando para ella no cabían otros conceptos era un pirado. Y de ahí el miedo.

Los periodistas no se caracterizan precisamente por saber pensar. Mucho menos por cuestionar categorías o conceptos perversos que ofrecen una visión deformada de la realidad. Y menos aún cuando les pagan por construir y apuntalar esa visión deformada de la realidad.

Un beso!

huelladeperro dijo...

Sí, Benedetina, y esta institución es Cáritas, que pertenece a la iglesia católica, y parece que llevan un pique con las iglesias evangelistas en cuanto a la recogida de ropa. Y desde luego es un negocio, en el que entran a trabajar los enchufados de la institución. La ropa se vende en tiendas especializadas de la misma iglesia y en mercadillos. Y otra cantidad se reparte entre los necesitados, pero no olvidemos que Cáritas recibe subvenciones para atender a sus pupilos, y yo qué sé que qué sé yo si la ropa substituye al dinero o no...
En cualquier caso mafierío, sí, y más degradación del receptor final de la ropa: sea por que se la dan, en cuyo caso queda en posición de suplicante, sea porque la recoge él mismo, en cuyo caso, además del riesgo para su vida (escaso pero no desdeñable), queda en la insegura posición de tener que pelear con los grandes (la publicidad en los contenedores es de bancos), lo que sabe que naturalmente le corresponde; los desechos de la vida aburguesada que llevamos...

La cagaste, Antígona, ¿por qué tienes que decir las cosas tan bien dichas?

c.e.t.i.n.a. dijo...

Ya no quedan periodistas, todo es espectáculo.

Lo Gos dijo...

Lo jodido es, como dice Antígona, que son ellos los que construyen nuestra imagen de la realidad. Y esa imagen que construyen, deformada, de mente en mente se va haciendo más real...